Una vez más la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada, donde yo estudié mi licenciatura, ha tenido la amabilidad de invitarme a participar en la XVI Jornadas de Orientación Profesional que se han celebrado esta primavera.
Me siento una privilegiada dentro del mundo de la traducción y por ello me gusta acercarme a los alumnos, que asisten a las mismas aulas que yo pisé hace años, para compartir con ellos cómo ha sido mi carrera profesional, cómo he llegado hasta donde estoy y cómo es mi día a día. También tengo el firme empeño de animarlos a perseguir sus sueños profesionales, tanto si se enfoncan hacia la traducción literaria como si van en cualquier otra dirección. La traducción es un mundo con muchas oportunidades de trabajo y gran cantidad de salidas diversas que pueden encajar con cualquier carácter o aspiración.
Mi charla se titulaba «Traducir libros: vocación y oficio» y en ella quise hacer hincapié en el carácter vocacional de esta modalidad de traducción. La pasión por el mundo de los libros y la fuerte vocación son fundamentales en el desempeño del trabajo del traductor literario.
Los alumnos se mostraron interesadísimos, hicieron muchas preguntas, tantas que nos pasamos del tiempo establecido y le robamos algo de tiempo al siguiente conferenciante (perdón, pero es que la conversación se puso muy interesante, jeje), y algunas tuvieron incluso que quedarse en el tintero. Tal vez podré responderlas en la próxima ocasión…
Espero haber inspirado y animado a los asistentes que tuvieran un interés por la traducción literaria a que persigan esa vocación y se sumerjan en este mundo tan apasionante en el que yo llevo viviendo desde hace más que quince años, que es el tiempo que llevo dedicando todas mis horas de trabajo a los libros. Un tiempo en el que no me he arrepentido ni un solo minuto de mi decisión de dedicarme a la traducción literaria. No todo el mundo puede decir eso de su profesión, ¿verdad?
